viernes, 6 de noviembre de 2009

Tareas en domingo


"- Tienes que ser como Abe Mortenson -dijo mi madre-, siempre saca sobresaliente. ¿Por qué tu nunca tienes un sobresaliente?
- Henry es un tonto del culo -replicó mi padre-. A veces no puedo creer que sea hijo mío.
-¿Acaso no quieres ser feliz, Henry? -preguntó mi madre-. Nunca sonríes. Sonríe y sé feliz.
-Deja de sentirte desgraciado -dijo mi padre-. ¡Sé un hombre!
- ¡Sonríe, Henry!
- ¿Qué va a ser de ti? ¿Cómo diablos te lo vas a hacer? ¡No tienes energías para emprender nada!
- ¿Por qué no vas a ver a Abe? Habla con él, aprende a ser como es él -dijo mi madre...

Llamé a la puerta del piso de los Mortenson. La puerta se abrió. Era la madre de Abe.
- No puedes ver a Abe. Está ocupado estudiando.
- Lo sé, señora Mortenson. Sólo quiero verle un minuto.
- De acuerdo, su habitación está justo ahí.

Fui hasta su habitación. Tenía su propia mesa. Estaba sentado con un libro abierto sobre otros dos. Sabía cuál era el libro por el color de sus pastas: "Deberes y derechos del ciudadano." ¡Por los clavos de Cristo, en sábado!
Abe alzó la vista y me vio. Escupió en sus manos y siguió leyendo el libro.
- Hola -me dijo mientras leía una página.
- Apuesto a que te has leído esa página diez veces, mamón.
- Tengo que memorizarlo todo.
- Es sólo basura.
- Tengo que aprobar mis exámenes.
- ¿Has pensado alguna vez en follar con una chica?
- ¿Qué? - escupió en sus manos.
- ¿Has mirado alguna vez el vestido de uuna chica y deseado ver más? ¿Has pensado por casualidad en su cosita?
- Eso no es importante.
- Es importante para ella.
- Tengo que estudiar.
- Hemos montado un pequeño partido de béisbol. Yo y algunos chicos del instituto.
- ¿En domingo?
- ¿Qué pasa con los domingos? La gente hace un montón de cosas en domingo.
- Pero, ¿béisbol?
- Los profesionales juegan en domingo.
- Pero les pagan
- ¿Y a ti te pagan por leerte esa página una y otra vez? Venga, respira un poco de aire puro, te aclarará la mente.
- De acuerdo. Pero sólo un momentito.

Se levantó y le seguí por el pasillo hasta llegar a la puerta delantera. Cruzamos la puerta.

- Abe, ¿dónde vas?
- Salgo un instante.
- Bien, pero date prisa en volver. Tienes que estudiar.
- Lo sé...
- Bueno, Henry, encárgate de que vuelva en seguida.
- Me ocuparé de él, señora Mortenson.
"

Fragmento de "La senda del perdedor", de Charles Bukowski.


A nosotros tampoco nos pagarán, pero tendremos lugar y cosas que hacer en domingo. Para empezar.

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